Ser inconformista

Me niego a dejarme llevar por la corriente.

¿De qué hablar en el último post del año? ¿Cómo resumir en unas pocas líneas lo que ha sido el año 2017? ¿Cómo empezar el nuevo año 2018? Pues la verdad es que ha sido bastante sencillo elegir tema.

Para mí la expresión “nadar contra corriente” significa luchar contra la tendencia predominante. Ir contra corriente nos sitúa ante numerosos obstáculos y nos proporciona continuos desafíos. Lógicamente es mucho más sencillo nadar a favor de la corriente ya que es suficiente con dejarse llevar por la fuerza del río. No hay que hacer nada especial, nada extraordinario. Ir contra corriente tiene sus peligros, en ocasiones no es nada fácil y en otras muchas genera rechazos. Van a ser muchos los que nos recordarán que estamos equivocados, que estamos actuando de forma errónea, que eso no se hace así, que si continuamos por ese camino nos vamos a estrellar.

Si a los peces ya les cuesta nadar contra corriente, recordemos los esfuerzos del poderoso salmón, cómo no va a ser difícil para las personas. Precisamente por eso, nadar contra corriente nos enseña a no darnos por vencidos.

¿Bueno o malo? Ya he escrito en otras ocasiones que todo es relativo (Ver “La Dualidad relativa”). Desde que somos niños lo bueno y lo malo se nos da como algo absoluto. Pero todo es matizable y habrá que analizar si existen límites y dónde están. Lo único cierto es que los inconformistas son trasgresores de lo convencional, hacen cosas que la gran mayoría no realiza porque las ve raras o negativas. Ser inconformista es perder el miedo a pensar por uno mismo. Requiere estar orientado a explorar, a construir tu propio destino. Para mi crecer es desarrollar la autonomía, ser valiente, emprendedor. La rutina y el aburrimiento pueden hacernos perder la perspectiva. No hay que tener miedo a pensar y ser diferente a los demás. No dejes que te digan qué hacer y qué no. Que sean otros los que marquen cómo hemos de comportarnos.

Josef Ajram  e Isra García son los autores del libro titulado “Inconformistas” (Alienta Editorial, 2016) https://inconformistas.org/libro/descargas/INCONFORMISTAS-cap1.pdf 

Los autores nos dicen lo siguiente: “Nosotros hemos llegado hasta aquí porque hemos salido de la zona de confort y porque hemos estado dispuestos siempre a equivocarnos. Ninguno de los dos hemos escrito nunca un plan de negocio. Y ninguno de los dos hemos tenido que cerrar todavía ninguna de nuestras empresas. ¿Cómo lo hemos conseguido? Olvidándonos por completo de las normas, permaneciendo en un estado de reinvención y readaptación continuo.” De su libro destaco estas dos frases:

- “Aquellas personas que no tienen iniciativa difícilmente dan lugar a inconformistas”

- “Las personas que no aceptan el fracaso, que no están dispuestas a fracasar, no dan lugar a buenos inconformistas”.

El mundo del deporte nos deja muchos ejemplos de inconformistas. Me viene a la mente el saltador de altura Dick Fosbury, que fue campeón en los Juegos Olímpicos de México 1968 y se hizo famoso por utilizar una nueva técnica para sobrepasar el listón. Fue capaz de nadar contra corriente y trabajar en un estilo de salto innovador que sorprendió al resto de atletas y fue criticado en su inicio.

Te has preguntado alguna vez si se puede cambiar el sentido de la corriente. Yo creo que sí, sin duda. Sobre todo si somos muchos los que de forma coordinada nadamos en ese sentido y creamos una corriente aún más fuerte. Sí ya sé que no es fácil, pero la mayor o menor dificultad estará asociada a tu grado de conformismo. Está vinculado a nuestro carácter. También sé que hay que tener cuidado con agotarse por nadar mucho tiempo contracorriente, ya que podemos ahogarnos. Sé inteligente y dosifica esfuerzos.

Yo durante este año 2017 he sido muy inconformista y creo que en el 2018 las cosas no van a cambiar mucho. Y tú, ¿te apuntas a nadar contra corriente?

Aquí tienes una frasecita para que te ayude a decidirte. “Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura” (Eugene Ionesco, dramaturgo y escritor rumano).