Potenciar los conflictos

Siempre he pensado que en el conflicto está la solución.

¿Quién no ha tenido que enfrentarse a algún conflicto? No es una locura afirmar que vivimos rodeados de conflictos. En el ámbito personal, profesional y social surgen situaciones que no nos agradan pero que hemos de afrontar. En general se asocian los conflictos a los problemas.

De hecho el conflicto define al conjunto de dos o más hipotéticas situaciones que son excluyentes, es decir que no pueden darse de forma simultánea. Por lo tanto, cuando surge un conflicto, se produce un enfrentamiento, una pelea, una lucha o una discusión, donde una de las partes intervinientes intenta imponerse a la otra.

Quizá si entendiéramos los conflictos como un regalo, como una oportunidad, podríamos aprovecharlos no sólo para resolverlos sin “grandes lesiones”, sino también para evitar que los mismos vuelvan a aparecer en el futuro.

Sin duda el deporte me ha enseñado a conocer y aceptar muchos conflictos. La aceptación es el paso previo, fundamental y necesario, para poder afrontar con garantías de éxito cualquier circunstancia. Aquello que no se acepta, se ignora y por lo tanto no puede ser solucionado. La propia competición deportiva provoca conflictos en los que unos ganan y otros pierden. Conflictos en la lucha por obtener la marca que te permita participar en una carrera o que te permita ganar la confianza del entrenador para convencerle que eres la mejor opción para jugar un partido, en detrimento de un compañero.

Nada nos hace pensar que algún día los conflictos desaparecerán. Por lo tanto no sólo hemos de aprender a convivir con ellos, sino que también hemos de saber gestionarlos. Sin esta mentalidad muy probablemente caeremos en peligrosos estados de crisis emocional que nos afecten a nivel personal y/o laboral.

La realidad es que invertimos mucho tiempo y dinero en adquirir conocimientos que nos permitan contar con las competencias necesarias, con las habilidades requeridas para poder desempeñar con garantías una profesión. Nos matriculamos en Cursos, Grados y Masters para aprender. Pero lo cierto es que no nos enseñan a gestionar adecuadamente las situaciones conflictivas que nos vamos a encontrar. Al respecto siempre repito esta máxima: “Nunca se hizo un buen marinero en un mar en calma”. El crecimiento y el aprendizaje nos obligan a aprender desde el conflicto.

Los líderes auténticos provocan conflictos en sus equipos para potenciar el crecimiento del trabajador a nivel individual y a nivel colectivo (del equipo). Es en la gestión de los momentos críticos donde se adquieren competencias que no están en los manuales de texto. Es en el propio conflicto donde está la solución que buscamos. Por lo tanto no queda otra que afrontarlos con valentía, humildad y ganas de aprender. Toca mojarse!!

El deporte, tanto profesional como aficionado, no se puede entender sin el conflicto. Nos hemos acostumbrado a él, es parte de las reglas del juego. Asumirlo con naturalidad nos permite avanzar. Las dificultades están destinadas a despertarnos, no a desalentarnos, hay que aprovecharlas.

Os dejo esta última reflexión del psicólogo deportivo Pep Marí  que en su libro “Liderar equipos comprometidos” nos dice que “El conflicto forma parte del camino hacia la excelencia. Si evitas el conflicto, impides el progreso.”

Voy a buscar un conflicto en el que aprender. ¿Te apuntas?