Lío en Río

on Miércoles, 17 Agosto 2016. Posted in 2016, Agosto 2016

Lío en Río

Grande Nadal

 

 

No sé si los actuales Juegos Olímpicos son aquellos que en 1894 pensó el Barón Pierre de Coubertin. Probablemente no. Pero no tengo ninguna duda en afirmar que sí son el mayor espectáculo del mundo.

Hace unas pocas semanas algunos todavía dudaban que este evento deportivo pudiera celebrarse en Río de Janeiro. La situación económica y política del país unida a los riesgos contra la seguridad de las personas y del propio evento ponían en entredicho su celebración.

Con toda probabilidad estas circunstancias han provocado que algunas de las noticias que nos han llegado fueran negativas. La Villa Olímpica abría sus puertas con muchos desperfectos y ello obligaba a la delegación australiana a alojarse inicialmente en hoteles. Luego fue el color verde de la piscina de saltos, sincronizada y waterpolo. Y como no podía ser de otra manera los habituales problemas en los transportes. Pero en mi opinión lo más negativo de estos Juegos Olímpicos ha sido la falta de público en las gradas. Un auténtico lío en Río.

Pero el objetivo de este post no es ponerle pegas a la organización. Estoy muy de acuerdo con la expresión que afirma que “los toros se ven muy bien desde la barrera”, por lo tanto, no convertiré en fácil aquello que tanto cuesta de conseguir. Creo que es más interesante reflexionar sobre las virtudes y valores que generan los Juegos.

“Es la única razón por la que viajé hasta aquí: para ver ganar a Bolt”, exclamaba un espectador al ser entrevistado a su salida del Estadio Olímpico después de la final de los 100 metros. Algo tienen los Juegos Olímpicos para que muchos de nosotros hayamos pasado horas y horas delante de la televisión, el ordenador o incluso el móvil, siguiendo competiciones de deportes que en otras circunstancias nunca veríamos. Y encima con la diferencia horaria, estamos conectados hasta altas horas de la mañana. ¡Qué sueño!

Algo tendrá que ver en esto las emociones. Nos emocionamos cuando se bate un record olímpico/mundo, cuando vemos esforzarse a los deportistas hasta límites inimaginables o cuando aparecen gestos de solidaridad o deportividad ante errores o accidentes de los rivales. Valga como ejemplo lo ocurrido a la estadounidense Abbey D'Agostino y la neozelandesa Nikki Hamblin jugándose un puesto para la final en la carrera de los 5.000 metros. Cuando faltaban aún 2.000 metros las dos chocaron y se cayeron. La primera que se levantó fue Abbey D'Agostino que, en lugar de seguir para intentar una remontada, se paró y ayudó a Nikki Hamblin que estaba en el suelo dolida. "Levántate, tenemos que terminar juntas", le dijo. Este gesto no sólo emocionó al público sino también a los organizadores que clasificaron a las dos atletas para la final. Ver noticia en: http://www.elmundo.es/deportes/2016/08/17/57b4353446163f07368b4613.html 

Los Juegos nos dejan hechos que pasarán a la historia. Yo me pregunto cuál es la motivación que encuentra Rafael Nadal, con unos ingresos anuales superiores a 45 millones de dólares, para participar y darlo todo. Su pundonor y entrega se ha ganado las simpatías de seguidores de todos los países y es sin lugar a dudas un ejemplo a seguir. Rafa hace realidad la frase: "Un líder no lucha por ser el primero, sino que es el primero en luchar."

Lo cierto es que los deportistas planifican durante cuatro años (ciclo olímpico) su estrategia, luchan para estar en los Juegos, sacrifican muchas cosas y preparan con esfuerzo su puesta en acción, que en muchos casos durará apenas unos pocos minutos. Lo dan todo para alcanzar su objetivo. Se van planteando diferentes retos en ese largo camino para encontrar la automotivación en su consecución. Como dice Robert L. Simon “Hay que considerar los deportes competitivos como una búsqueda de la excelencia a través del reto.”

Ese esfuerzo y sacrificio les conduce en ocasiones al reconocimiento, la gloria, el triunfo y sobre todo la satisfacción personal. Éxito o fracaso, victoria o derrota, ambas nos llevan a empatizar con el deportista y emocionarnos con él. Ese es el éxito de los Juegos Olímpicos. Y mientras siga siendo así, los Juegos Olímpicos seguirán siendo el mayor espectáculo del planeta.

Acabo estas líneas con un mensaje que nos ha dejado la marca deportiva Adidas: “Imposible es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una declaración, es un reto. Imposible es potencial. Imposible es temporal. No hay nada imposible”.

En Los Juegos Olímpico lo imposible se hace realidad. Os dejo que juega España contra Francia a baloncesto.

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