La dualidad relativa

on Martes, 02 Febrero 2016. Posted in 2016, Febrero 2016

La dualidad relativa

 

 

Os habéis preguntado ¿qué haría el bueno sin el malo?

 

  

 

El mundo se ha construido alrededor de la dualidad. No hay alto sin bajo, bueno sin malo, gordo sin flaco, caro sin barato. Nos hemos convertido en consumidores de lo dual. No sabemos vivir sin esa dualidad. Vivimos de comparaciones. Necesitamos referencias a las que acudir para poder calificar a una persona, a un producto, a un servicio, o incluso una comida. Porque de no ser así estaríamos realmente desorientados.

Del latín dualĭtas, el término “dualidad” señala la existencia de dos fenómenos o caracteres diferentes en una misma persona o en un mismo estado de cosas. La filosofía china apela a la noción del yin y el yang para resumir la dualidad de todo aquello que existe en el universo. Esta idea puede aplicarse a cualquier situación u objeto, ya que podría explicarse en la premisa que sostiene que en todo lo bueno hay algo malo y viceversa.

No hay superhéroe sin malvado contra el que luchar. No hay Peter Pan sin Garfio, ambos se necesitan y cobran sentido y protagonismo desde esa dualidad inseparable.

Y esa dualidad existe dentro de nosotros mismo. Fue perfectamente reflejada en el año 1886 por el escritor escocés Robert Louis Stevenson en su libro “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”.

Una dualidad que no deja de ser relativa y que está sometida al devenir de épocas y personas. El otro día estaba en una conocida cadena de ropa y complementos low cost. Mientras paseaba por sus pasillos buscando algún chollo interesante, escuche la conversación entre dos clientas asustadas por el precio de una prenda. La camiseta en cuestión valía 7 euros. Un precio que a mí no me pareció exagerado. Y fue este hecho el que motivo escribir este post. ¿Por qué un mismo producto es calificado como caro por una persona y barato por otra? Lógicamente porque las circunstancias personales y económicas de cada uno son distintas. Lo cual me lleva a pensar que todo es relativo y que a veces le damos excesiva importancia a ciertas cosas. Si cada uno de nosotros somos capaces de aceptar esta afirmación es muy posible que empecemos a ver todo de otra manera. Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio nos dejó esta frase para reflexionar: “Qué pequeña eres brizna de hierba. Sí, pero tengo toda la Tierra a mis pies.”

Y yo me pregunto, ¿en base a qué estereotipos hemos creado una opinión valorando en un sentido u otro las cosas? En sus orígenes, el término estereotipo hacía referencia a la impresión obtenida a partir de un molde construido con plomo. Con el paso del tiempo, su aplicación se volvió metafórica y comenzó a utilizarse para nombrar a un conjunto de creencias fijas que un grupo tiene sobre otro. Se trata de una representación o un pensamiento inalterable a lo largo del tiempo, que es aceptado y compartido a nivel social por la mayoría de los integrantes de un grupo.

Así de claro es, nos lo enseñaron, lo aprendimos, lo hicimos nuestro, no lo discutimos. Las personas proclives al cambio rompen con estos moldes estáticos y generalizados. En la gestión de personas y también en el ámbito del marketing hay que romper estereotipos, hay que tener una visión amplia, relativa, que discuta esa dualidad anclada en el pasado.

Por esta razón, las concepciones estereotipadas acerca de las personas pueden llegar a confundirse con los prejuicios y opiniones preconcebidas, ya que los estereotipos pueden acabar por convertirse en etiquetas peyorativas o despectivas que causan un impacto negativo en los demás. Lo mismo pasará con productos o servicios.

Amig@s para gustos, colores. Como diría el personaje de una conocida serie de televisión hay que tener mente abierta. Acabo con una frase del filósofo griego Heráclito de Efeso (540 AC-470 AC) que me ha dado mucho que pensar: “La enfermedad hace agradable la salud; el hambre la saciedad; la fatiga el reposo.”

Yo discuto la dualidad, precisamente por ser relativa. ¿Y tú?

 

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